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San Roque es un santo popular. Su nombre significa «fuerte como roca». La extensión rápida de su devoción se debe a que el pueblo es muy sensible a la salud y él se presenta como protector y sanador de enfermos. Un párroco presentaba a san Roque y san Sebastián como «la penicilina» de los pobres y desamparados, de la gente sencilla y de la gente con fe. Por eso Dios obra a través de mediaciones escuchando la fe honda de los que solo en Dios ponen su confianza. La tradición popular decía que curaba a muchos enfermos con solo hacer sobre ellos la señal de la cruz. A los que morían, él mismo les hacía la sepultura, pues nadie más se atrevía a acercarse a los cadáveres por el miedo a contagiarse de la peste.
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