Durante el tiempo de Cuaresma, tienes una oportunidad de respirar y preguntarte cómo acoger el Reino de Dios.
Cada día, te invitamos a tachar el número correspondiente alrededor de la corona de espinas, que simboliza el sufrimiento humano que Dios elige pasar con nosotros, siendo consciente de este camino que realizamos junto a Jesús.
«Podemos imaginar al Señor resucitado, que nos llama a salir de nuestras tinieblas, y nosotros nos encaminamos hacia Él, que es la Luz. Y la Cuaresma es un camino hacia Jesús resucitado, es un tiempo de penitencia, incluso de mortificación, pero no es un fin en sí misma: el fin es hacernos resurgir con Cristo, para renovar nuestra identidad bautismal, es decir renacer de nuevo "desde arriba", desde el amor de Dios. Por eso la Cuaresma es, por su naturaleza, un tiempo de esperanza». (Francisco, Audiencia General, 01-03-2017)
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